16 febrero 2013

El Rey y su reino


Había una vez en un lugar donde los pajarillos cantan al amanecer y las luciérnagas hacen caminos de luz un joven rey de cabello largo  tan negro como la misma oscuridad y de corazón más marchito que una flor. Lo único que diferenciaba a este rey es que su reino había desaparecido de la faz de la tierra por un accidente que el mismo joven había provocado. Este hecho le dejo desconsolado; pues además de las cientos de vidas que había perdido también desapareció su amor. ¿Cómo era posible que se perdiera un reino y aparte a la persona que amaba?, es sencillo las personas pueden estar insatisfechas con lo que tienen es ahí donde su error comienza.

El Rey Shiryu como se llamaba había cometido un acto corrupción contra el universo, su ambición era el querer ser sabio para conseguir un reinado lo más pacífico sin embargo tanta sabiduría empezó a desequilibrar el orden que debe tener todo reino llevándolo al castigo de repartir todo los libros que había conseguido para obtener su sabiduría. Cuando su reino y su amado desaparición renegó contra este tanto que contra su propia voluntad y su obsesión por ser pacifico le obligarían a tener que ser lo contrario así pues tenía que aparte de repartir los libros por todo el mundo tenía que matar el mismo número de almas puras que los libros que tenía. Al principio no fue nada sencillo pero poco a poco su corazón fue consumido por la oscuridad y la frialdad matando sin conciencia alguna.

Las décadas pasaron y su manera de pensar cambio así como su aspecto ahora se veía como un rey anciano lo suficientemente fuerte para poder seguir en lucha aun que solo pensaba en matar a los más jóvenes pues eran los seres los puros, su sabiduría con el mundo se convirtió en cólera contra este. El ultima día de su maldición recién había dejado el libro que ya era una carga pesada en sus hombros era hora de matar el alma que terminaría con ellos. Podía pronto sentir los brazos de su amado, por fin su búsqueda había terminado acorralo al pobre niño pelinegro lo volteo y vio en niño su imagen cuando era pequeño, su corazón dio un vuelco sintió que aquel niño era lo único que quedaba de su conciencia cargo al niño tomando el puñal como era posible que en estos años nunca había sentido tanto remordimiento abrazo al joven no podía seguir actuando tal como había hecho. Suspiro y regreso al niño a su casa que estaba en medio del bosque alejado de los pueblos al abrir y ver al padre del niño su asombro fue tal que rompió a llorar, era su amado quien aguardaba y protegía al pequeño. Entro a la cabaña donde fue recibido por un chico casi inmortal igual a él su reino ahora estaba esparcido para otorgar sabiduría.